domingo, 29 de marzo de 2020

LUNES, 30 DE MARZO

Buenos dia familias:

Comenzamos otra semana más, una menos para que todo esto acabe.
Como siempre lo hacemos con mucha energía y sobre todo con mucha alegría.
Para ello, recordamos el uso de nuestro EMOCIÓMETRO, una herramienta imprescindible estos días para que nuestros peques puedan expresar como se sienten y como están viviendo estos días tan raros, sobre todo para ellos.
También recordamos las rutinas de asamblea que propusimos,como ubicar el día de la semana, el mes la estación, el tiempo... todo ello con la ayuda de un calendario. Es aquí donde se les puede explicar que rutinas o actividades se van a llevar a cabo a lo largo del día para que ellos puedan gestionar mejor su tiempo.
No olvidéis dejar tiempo libre para juego, tan importante en estas edades.

Ahora sí, comenzamos.
Como estamos en Pascua, os proponemos un  hermoso CUENTO que les podéis leer vosotros, los hermanos mayores o incluso ellos mismos.
Tras la lectura, vamos a hacer una divertida y sencilla MANUALIDAD, que nos servirá a su vez, para poder escenificar el cuento con marionetas a quienes os apetezca.
Vamos a hacer un conejito de Pascua y para ello necesitamos:
  • Rollos de papel higiénico vacíos
  • Folios 
  • Tijeras 
  • Pegamento
  • Pinturas de colores
Cogemos el rollo y le dibujamos los ojos, nariz (se puede hacer también con una bolita), boca y bigotes (también se pueden pegar con lana, papel....). Después dibujaremos y cortaremos unas orejas y las pegaremos y ya tenemos nuestro conejito.
Se le puede añadir pies, barriga... todo lo que se os ocurra.
Cada uno puede usar su imaginación y hacerlo como mas le guste, y como en el cuento son varios los conejitos, podéis hacer mas de uno. Cada uno lo que quiera.
A continuación os dejamos el texto del cuento y unos ejemplos de la manualidad del conejito para que os inspiréis.

CUENTO:

La liebre de Pascua

Había una vez una familia de liebres de Pascua, el padre, la madre y las siete liebres. El padre y la madre liebre no sabían quién de sus hijas iba a ser ese año la liebre de Pascua. Entonces la madre liebre de Pascua cogió una cesta con siete huevos, y el padre liebre de Pascua llamó a sus siete hijas y dijo a la mayor:

-Coge un huevo de la cesta y llévalo al jardín de la casa donde viven muchos niños y niñas.

La mayor cogió el huevo dorado y se fue con él a través del bosque, cruzó el riachuelo, atravesó la pradera y llegó al jardín de la casa de los niños. Entonces quiso saltar por encima de la verja, dio un salto demasiado grande y el huevo se cayó y se rompió. Ésta no era la verdadera liebre de Pascua.

Le llegó el turno a la segunda. Ésta cogió el huevo plateado, corrió con él a través del bosque, cruzó el riachuelo y llegó a la pradera. Entonces le llamó la urraca:

-Dame tu huevo, dame tu huevo y te regalaré una moneda.

Y sin que la liebre se diera cuenta, ya se había llevado la urraca el huevo a su nido. Ésta tampoco era la verdadera liebre de Pascua.

Le tocó el turno a la tercera. Ésta escogió el huevo de chocolate, corrió con él a través del bosque, cruzó el riachuelo, llegó a la pradera y justo entonces, llegó saltando de un pino alto una ardilla, puso grandes ojos y preguntó:

-¿Está rico?

-No lo sé, lo quiero llevar a los niños y a las niñas.

-¿Me dejas probar un poco?

La ardilla chupó un poco y, como le gustó tanto, siguió lamiendo, y la liebre lamió con ella hasta que todo el huevo había desaparecido. Cuando la tercera liebre llegó a casa, la madre liebre de Pascua le tiró de los pelos de su morrito que aún estaban llenos de chocolate y dijo:

-Tú tampoco eres la verdadera liebre de Pascua.

Ahora le llegó el turno a la cuarta. La cuarta cogió el huevo con muchas manchitas. Con este huevo corrió a través del bosque. Cuando estaba cruzando el riachuelo se paró en medio y se vio en el riachuelo como en un espejo. Cuando se estaba mirando, ¡plaf!, se cayó el huevo al agua. Ésta tampoco era la liebre de Pascua.

Le llegó el turno a al quinta. La quinta cogió el huevo amarillo. Con él corrió a través del bosque y antes de llegar al riachuelo se encontró con el zorro.

-Oye, vente conmigo a mi madriguera y enseña a mis hijos el huevo bonito.

Los zorritos empezaron a jugar con el huevo, se cayó encima de una piedra y se rompió. Rápidamente corrió la liebre a casa con las orejas gachas. Ella tampoco era la verdadera liebre de Pascua.

Le llegó el turno a la sexta. La sexta escogió el huevo rojo y con él corrió a través del bosque. Entonces se encontró en el camino con otra liebre. Puso su huevo en el camino y empezó a pelearse con la otra. Por fin, la otra liebre huyó y cuando la sexta liebre buscó su huevo, lo encontró hecho migas. Ésta tampoco era la verdadera liebre de Pascua.

Le tocó ya el turno a la séptima, la liebre más joven y pequeña. Ella cogió el huevo azul. Con el huevo azul atravesó el bosque. En el camino se encontró con otra liebre. La dejó pasar y siguió adelante. Entonces vino el zorro. La liebre dio un rodeo y llegó al riachuelo. Con unos saltos ligeros cruzó por encima del tronco. Vino la ardilla pero la liebrecita siguió adelante y llegó a la pradera. Cuando la urraca gritó, simplemente le contestó:

-¡Tengo que seguir!, ¡tengo que seguir!

Por fin, llegó al jardín de la casa. La puerta estaba cerrada. Ella dio un salto, ni demasiado grande, ni demasiado pequeño, y puso el huevo en el nido que le habían construido los niños y las niñas.

Ésta era la verdadera liebre de Pascua.

FIN




Y una vez acabado esto, vamos a VOLAR.

Volar... lo que se dice volar... no podemos. Sin embargo, ¿os acordáis cuando estuvimos con Chon? Igual que entonces vamos a jugar a volar. Primero como pequeñas grullas siguiendo a su mama y poco a poco levantando el vuelo hasta llegar alto, muy alto.
Os enviamos la canción para que, como aquel día disfrutéis en casa de esta actividad.



¡HASTA MAÑANA!
MILLONES DE BESOS DE COLORINES

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