Si. Todo tiene su explicación.
En un aula de 1º apareció una mañana, una bolsa con barras
blancas de metal y un paquete de tornillos. “Esto se monta” dijo una. “Hay una
recta y otra torcida en un lado” dijo otro. “Aquí hay dos iguales” aportaron un
par de observadoras. “Los tornillos son para unir” sentenció el más entendido.
Y así, con la observación y un metro en la mano, empezaron a
colocar las piezas dándoles todas las vueltas posibles. Con poca ayuda y mucho
entusiasmo, el destornillador de estrella y la llave allen empalmaron barras y montaron…
¿Qué montaron? Ni idea. Algunos decían que era para colgarse, otras que para
pasar por debajo; hasta que alguien dijo: “se pueden colgar cosas, hay un tope
a cada lado”. Buscaron unas perchas que había por el aula al lado de las cajas
de disfraces y… ¡claro! ¡Para colgar ropa, para colgar los disfraces! Y encima
hay dos. Su nombre es “burrita”, “burro” y también perchero.
Con la alegría en el cuerpo bajaron al aula de 3 años donde
unas cajas de disfraces estaban esperando poderse abrir y tener donde colgar lo
que guardaban para disfrute de todo infantil. Los de primero contaron cómo
habían conseguido montar las dos “burritas” y cuando se despidieron, faltó tiempo para abrir las cajas.
Ya podemos jugar a ser… ¿quién sabe? Aquello a lo que nos
lleve la imaginación.
(Familias, gracias por las perchas. Ahora ya sabéis para que
las pedimos)
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